Opiniones

Urge salir al rescate de la “Casa de Recuerdos Padre Luis Quinn”

Por José Manuel Arias M.

El pasado domingo 19 de octubre del año que discurre visité la “Casa de Recuerdos Padre Luis Quinn”, ubicada en las instalaciones físicas de la parroquia San José, específicamente del lado de la calle Mella… lo que allí pude ver fue sencillamente desgarrador y lamentablemente desalentador.

Pensar que se trata de un museo dedicado a una persona de la magnitud histórica y la incidencia del padre Luis y saber lo destruido que está taladra el alma de todo el que conoce, al menos por referencia, la dimensión de su figura y el peso de su obra; ver y palpar sus maderas raídas, su techo desvencijado y cuyas condiciones no pueden ser peores; el plafón que cubre el techo manchado por las inclemencias del tiempo y las goteras que atraviesan un vetusto zinc, definitivamente dibujan un panorama sombrío, marchitando los recuerdos.

Entrar al lugar y vivir aquel ambiente, con todo el descuido propio que con los años y la falta del debido cuidado recae sobre este tipo de edificaciones pinta un panorama sencillamente tétrico, muy triste y sobre todo desesperanzador, porque si esto es a una figura de estas dimensiones, qué pudiéramos esperar en la posteridad para otros mortales a los que se decida reconocer en Ocoa y que, aunque no imposible, difícilmente se acercarán a la grandeza del Guayacán.

La verdad es que, lejos de pretender exagerar, aquel lugar definitivamente está a punto de desplomarse por completo y los recuerdos que allí se guardan y se pretenden conservar son cada vez más afectados por las malezas y todo lo que se produce en lugares cerrados, definitivamente que es un panorama muy deprimente… fue el pasado 11 de octubre siendo un poco más de las 8 de la noche cuando una joven se me acercó en el atrio del templo y con pesar y nostalgia, entre apretujones y ruidos por la muchedumbre que al salir disfrutaban de algunas canciones interpretadas en vivo por el Grupo Musical Padre Luis Quinn, y se me acercó al oído preguntándome: ¿usted supo que tuvimos que cerrar el museo del padre por lo mal que está? 

Es importante tener presente que el padre Luis jamás pidió nada al respecto durante su vida terrenal, pues lo que hizo fue entregarse por entero a su pueblo sin esperar nada a cambio, y por tanto, como no fue una solicitud ni siquiera insinuada por Luis, en tanto se decidió crear la Casa de Recuerdos en su honor, lo más obvio es que al menos le prestemos la atención que requiere; no es el padre quien queda mal ante el deterioro progresivo que allí se experimenta, sino todos los que en el terreno de los hechos estamos o debemos estar comprometidos con su legado y con su memoria.

Como es sabido, aunque este no es el interés de esta entrega, los museos revisten significativa importancia en diversos órdenes, pues al preservar el patrimonio cultural, histórico y científico de los pueblos y de la humanidad misma, al exhibir lo que allí se procura cuidar  y conservar, sirven como “guardianes de la memoria colectiva”, lo mismo que sirven como canal para promover la educación, sin dejar de lado que a su vez “contribuyen al desarrollo social, económico y turístico de una comunidad, fomentan la cohesión social, impulsan el turismo y ofrecen espacios para el encuentro y el aprendizaje”. 

Pero si todo eso fuera poco, igual se destacan entre las funciones y beneficios de los museos lo que es la conservación del patrimonio, en tanto “custodian, investigan y exhiben objetos y colecciones para preservarlos para las generaciones futuras”; lo que tiene que ver con la educación y conocimiento, toda vez que “sirven como herramientas educativas que transmiten conocimientos sobre arte, ciencia, historia y otras áreas. Fomentan la curiosidad, el pensamiento crítico y la reflexión; fomentan la identidad, ya que “ayudan a conocer y reafirmar las identidades locales y colectivas al exponer la historia, las tradiciones y las características culturales de una sociedad”.

Dentro de los las funciones y beneficios de los museos se destacan el desarrollo económico y turístico, en el sentido de que “atraen a visitantes, lo que genera ingresos y empleo en el sector cultural y turístico”; fomentan la cohesión social, en tanto “actúan como espacios de encuentro y diálogo para la comunidad, promoviendo la inclusión y la comprensión mutua”, sin dejar de lado que son, definitivamente, espacios de ocio y bienestar porque “ofrecen un espacio para el esparcimiento, la reflexión y el descanso mental”. 

De igual manera estos espacios sirven para fortalecer comunidades e identidades, ya que resultan de gran importancia para celebrar el patrimonio colectivo, como lo sería en este caso para la provincia de San José de Ocoa, porque indefectiblemente que nos ofrecen un sentido de pertenencia al “conectar a las personas con sus raíces culturales”, además de servir para “destacar logros locales que a menudo no reciben la atención que merecen”. Es que, ciertamente, estos espacios como la “Casa de Recuerdos Padre Luis Quinn” sirven para destacar sus diversos aportes, fomentando a su vez el orgullo para la identidad colectiva de Ocoa, tierra por la que como el que más luchó el Guayacán. 

Pero espacios como este pueden ser aprovechados al máximo, pasando más allá de exhibir sus recuerdos a mostrar su obra en todas sus dimensiones, de tal manera que sirvan también para que integrando la tecnología y recursos diversos, se conviertan en lugares donde se fomenten programas educativos que terminen impactando de manera significativa, de tal manera que esta casa sea más que un lugar para preservar los recuerdos del gran sacerdote, un espacio vivo capaz de conectar a las personas con su historia y les ayude a vislumbrar su futuro.      

Por eso, nada lograremos con lamentarnos y quedarnos de brazos cruzados ante la tétrica situación descrita y con quejarnos de la falta criticable de compromiso institucional y de la dejadez que raya en la vergüenza de quienes se supone están llamados a cuidar y preservar este tipo de espacios, sino que más bien urge encaminar acciones concretas que nos permitan cambiar de raíz lo que hoy tenemos.

Este rinconcito concebido y creado para preservar y exhibir los recuerdos de aquel sacerdote que llegado a Ocoa como párroco de manera oficial el 26 de agosto de 1965, y que durante 42 largos años se mantuvo en pie de lucha en el sentido más literal del término, es merecedor de que su legado sea preservado con todo el esmero y dedicación posibles, para que su obra ciclópea sea conocida, apreciada, disfrutada y sobe todo imitada por las presentes y futuras generaciones, y que sobre su legado Ocoa vea fructificar personas comprometidas como él, que no sean una copia del padre Quinn, sino que motivados por su accionar y su ejemplo tengan su propio sello y dejen grabadas sus propias huellas.

Oportunamente, si no asumen finalmente su responsabilidad quienes están llamados a hacerlo, estaremos encaminando acciones concretas tendentes a cuidar y preservar la “Casa de Recuerdos Padre Luis Quinn”, pues no sólo por Luis, sino y sobre todo por Ocoa, y si en esas acciones por igual deciden dejarnos solos las autoridades, no nos quedará de otra que no sea hacer lo que el padre mismo nos ensenó… acudir a los convites y bajo el grito de “ayuda mutua y esfuerzo propio”, lograr preservar su legado por todo lo que el mismo implica y representa.

Redacción El Ocoeño

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