Comunidades de San José de Ocoa: un modelo de resiliencia y solidaridad

Por Marcio Melvin Mateo
En tiempos en que la naturaleza pone a prueba la fortaleza humana, las comunidades rurales de la provincia de Ocoa demuestran que la unión sigue siendo su mayor refugio. Cada vez que un huracán o una tormenta amenaza la zona, la solidaridad se convierte en el lenguaje común que une a los vecinos.
En estos momentos difíciles, la gente no espera instrucciones oficiales para actuar. Las puertas se abren, los corazones se ensanchan y las casas se transforman en refugios improvisados donde familiares, amigos y hasta desconocidos encuentran abrigo. Los alimentos se comparten sin reservas, recordando que en la mesa siempre hay espacio para uno más cuando hay voluntad de ayudar.

Cuando las lluvias son intensas y los ríos crecen, la creatividad campesina se hace notar. Surgen puentes improvisados de madera, sogas amarradas entre árboles, y manos solidarias que ayudan a cruzar a quienes más lo necesitan. Algunos, con admirable valentía, desafían las corrientes para rescatar a personas o salvar pertenencias, guiados por el instinto de proteger la vida.
En medio de la adversidad, las comunidades ocoeñas se levantan una y otra vez, mostrando al país que la verdadera riqueza de un pueblo está en su gente. Su espíritu de colaboración, entrega y resiliencia convierte cada tormenta en una oportunidad para fortalecer los lazos que los unen.
Ocoa sigue siendo, sin lugar a dudas, un ejemplo vivo de solidaridad y esperanza.
El autor es profesor.