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Doña Carmen, un rincón de memorias en Ocoa: una mirada a la esencia del pasado

San José de Ocoa

A sus 85 años, Dignora González, viuda de Sánchez, conocida cariñosamente como doña Carmen, es un ejemplo de energía y vitalidad. Vecina de toda la vida en Ocoa, doña Carmen realiza sus tareas domésticas con entusiasmo, asiste a misa con regularidad y disfruta compartir con los vecinos, demostrando que la sencillez y la autenticidad siguen siendo pilares de su día a día.

En el marco de las recién culminadas fiestas patronales de San José de Ocoa, una visita a la casa de doña Carmen, ubicada en el corazón de la provincia, se convierte en un viaje al pasado.

Un trabajo realizado por la periodista ocoeña Alexandra Santana para el periódico Hoy, detalla como ese rincón lleno de historia y nostalgia refleja cómo las memorias de una época anterior pueden mantenerse vivas a través de los objetos y los valores de quienes las atesoran.

Su hogar, al cruzar el umbral, revela detalles que invitan a rememorar tiempos pasados. Una lámpara de gas recibe a los visitantes, testigo fiel de las noches en las que la electricidad aún no iluminaba la provincia. Muñecas de porcelana, delicadamente conservadas, evocan los juegos de la infancia, mientras un teléfono negro de disco, orgullosamente exhibido, recuerda los días en los que cada llamada era un acto especial.

En el patio, un anafe antiguo se mantiene como reliquia, junto a un lavamanos de época que aún está en uso. En la sala, un tocadiscos descansa sobre una mesita, evocando las melodías de boleros y merengues que llenaron el hogar de doña Carmen de música y recuerdos. Maletas de cuero gastado en su habitación, que una vez llevaron sus pertenencias en los primeros viajes fuera del país, ahora son símbolos de las experiencias que moldearon su vida.

“Estos objetos no son solo cosas, son mi historia”, comparte doña Carmen con una sonrisa nostálgica, dejando entrever el brillo en sus ojos mientras muestra cada pieza. Su hogar no es un museo abierto al público, sino un refugio familiar que guarda memorias, un espacio donde lo cotidiano y lo extraordinario convergen.

La visita a la casa de doña Carmen nos recuerda que, en un mundo en constante cambio, hay valores y recuerdos que permanecen inmutables. Mientras las fiestas patronales se despiden con su tradicional concierto final, el mensaje de doña Carmen resuena en el corazón de quienes la conocen: el pasado no se pierde, sino que vive en aquellos que lo valoran.

La casa de doña Carmen es familiar, no es abierta al público.

Redacción El Ocoeño

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