Locales

Designan parque de El Pinar y colocan tarja en honor a Manfredo Casado Villar

El Pinar, Ocoa

El Ayuntamiento del Distrito Municipal El Pinar, en San José de Ocoa, rindió homenaje a Manfredo Casado Villar, mártir de las luchas por la tierra en la comunidad de Los Martínez, en esa provincia.

Manfredo fue, además, Héroe de la Revolución de Abril de 1965. El parque de El Pinar, de San José de Ocoa, fue designado con su nombre en acto celebrado ayer domingo.

El acto se realizó a propósito de cumplirse el 50 aniversario de su asesinato. El periodista Felipe Ciprián relat[o que se dieron cita familiares, compañeros de lucha, amigos y relacionados con este valiente revolucionario ocoeño.

«Las autoridades del Distrito Municipal de El Pinar y los luchadores populares de Ocoa y del país que tuvieron la iniciativa de bautizar con el nombre de Manfredo este parque, merecen un reconocimiento colectivo», señaló el comunicador.

Estuvieron presentes el ex rector de la UASD y director de Servicios Penitenciarios, Roberto Santana; el alcalde de Villa Fundación, Amaury Castillo Casado (sobrino de Manfredo), Elba Casado, hija de Manfredo, sus hermanas Magnolia y Dinorah Casado Villar, el juez de la Suprema Corte, Alexis Read, Fafa Taveras, Juan Bautista Castillo (Tita), Claudio Caamaño Vélez, y numerosos familiares y compañeros de lucha de Manfredo que le sobreviven.

Llegaron delegaciones de Nueva York, Santo Domingo, Azua, Baní, San Cristóbal y Mao.

Manfredo Casado Villar

Manfredo Casado Villar nació en el Distrito Municipal de El Pinar en la provincia San José de Ocoa. Desde muy joven se integró a la lucha que libraban los campesinos por reivindicar su derecho a una vida digna.

Se incorporó a los grupos que luchaban contra la represión de los gobiernos de Joaquín Balaguer.

Manfredo trabajó con los campesinos y formó parte de las unidades de resistencia armada que se desarrollaron en las comunidades de San José de Ocoa. Se radicó en la zona de los Martínez, un lugar de difícil acceso donde desarrolló una intensa labor de orientación política y trabajo comunitario.

Salió del país con destino a Cuba y se integró a los grupos en el exilio. La tierra de Martí, de Maceo y de Fidel le cobijó y en ella se integró a la unidad guerrillera que dirigió Claudio Caamaño, con quien llegó al país en 1975, junto a Toribio Peña Jáquez.

Este destacamento guerrillero se internó en las montañas y, tras una tenaz persecución de las fuerza balagueristas, dos de los expedicionarios fueron apresados sin oponer resistencia en la zona de San Cristóbal.

La oficialización de la noticia por parte de las Fuerzas Armadas a principios de junio sobre la presencia en suelo patrio de Claudio Caamaño, Toribio Peña Jáquez y Manfredo Casado Villar activó los cuerpos represivos.

Se agudizó la represión y se inició la cacería de los expedicionarios. Tanto Claudio como Peña Jáquez eran veteranos de la Guerra de Abril de 1965 y de la Guerrilla de Caracoles de 1973, comandada por el coronel Fracisco Alberto Caamaño Deñó. Manfredo era un experimentado dirigente revolucionario de San José de Ocoa.

Los revolucionarios fueron transportados al país por tres puertoriqueños que fueron apresados y condenados a 5 años de trabajo público.

Balaguer los indultó en noviembre del mismo año. Cabe aclarar que ninguna fuerza se atribuyó el patrocinio de la expedición y los principales líderes negaron cualquier vinculación con los guerrilleros.

Fernándo Infante, citando en la prensa de la época, refiere que el 3 de octubre , Claudio y Toribio fueron capturados en forma pacífica en un campo de San Cristóbal, luego de movilizarse en esos lugares desde su desembarco.

Según reseña El Nacional del 6 de octubre de 2009, Casado Villar cayó abatido el 8 de octubre de 1975, luego que la Policía le tendiera una emboscada donde también cayeron su hermano Milcíades, José Antonio Beato, y Francisco Antonio Estrella, choferes afiliados al desaparecido Unión Nacional de Choferes Independientes (Unachosín).

La muerte de Manfredo y sus acompañantes se produjo el 10 de octubre en la sección de Lucaz Díaz, en San Cristóbal. Según versiónes, el guerrillero olvidado se había roto varias costillas en las montañas y se refugió en la zona de Sabana Buey en Peravia ,desde donde se planeó su entrega, bajo garantía de respetarle la vida. Traicionados, según algunos testimonios, fueron interceptados por las fuerzas represivas y asesinados.ocoeño.

Redacción El Ocoeño

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