La gratitud como deuda moral del pueblo de Ocoa

Por Jonior Ramírez
El pueblo de San José de Ocoa tiene una deuda moral que trasciende los años, los gobiernos y las generaciones. Esa deuda tiene nombre y rostro: Padre Luis Quinn. Aquel hombre que, dejando atrás su tierra natal en Canadá, eligió vivir, servir y morir en Ocoa, entregando su vida, su tiempo y hasta su fortuna para sembrar esperanza, educación, fe y desarrollo en una provincia que hoy le debe buena parte de su identidad comunitaria.
Resulta profundamente justo y oportuno que el exsenador Pedro Alegría haya reiterado su propuesta de designar el municipio cabecera de Ocoa con el nombre “Padre Luis Quinn”, como una forma concreta de honrar a quien tanto hizo por este pueblo. No se trata de un simple gesto simbólico ni de un cambio de nombre; se trata de un acto de gratitud histórica, de reconocimiento a una vida consagrada al bien común.
Ocoa no sería la misma sin la presencia y la obra del padre Quinn. Sus manos levantaron escuelas, iglesias, acueductos, caminos vecinales y proyectos sociales que transformaron la vida de miles de familias. Pero más allá de las obras materiales, dejó un legado espiritual y moral que sigue siendo guía: la solidaridad, la compasión y la entrega desinteresada por los demás.
Por eso, cuando Pedro Alegría dice que “Ocoa es Ocoa por el Padre Luis Quinn”, no exagera. Es una verdad que se siente en el alma del pueblo. Cambiar el nombre del municipio cabecera a “Padre Luis Quinn” no implica renunciar a nuestra ocoeñidad; al contrario, la engrandece, la ennoblece, la eleva a la categoría de gratitud perpetua. La provincia seguirá siendo San José de Ocoa, pero el municipio cabecera llevaría el nombre del hombre que la dignificó con su ejemplo.
La gratitud no empobrece a los pueblos; los ennoblece. Es la memoria del corazón, como bien ha expresado Alegría en reiteradas ocasiones. Y pocas veces en la historia dominicana ha habido una figura tan merecedora de un reconocimiento de esta magnitud como el Padre Luis Quinn, un verdadero “Padre Protector de los Pobres”.
Honrarlo es un deber. Hacerlo ahora es un acto de justicia. Que los niños del mañana escriban en sus cuadernos “Municipio Padre Luis Quinn, Provincia San José de Ocoa” será la forma más hermosa de mantener viva su huella en la historia, en la conciencia y en el alma de los ocoeños.
Porque, al final, los pueblos que olvidan a sus bienhechores pierden parte de su dignidad, mientras que los que saben agradecerla, la multiplican.