Por Omar Ureña
Siempre que suceden hechos trágicos nos alarmamos, sobre todo si los protagonistas de estos sucesos son jóvenes que no alcanzan la mayoría de edad, es decir, que no han alcanzado los 18 años.
En dos dias repetidos Ocoa registró dos muertes por accidente de tránsito de mozarbetes que partieron de este mundo sin conocer practicamente lo que es la vida, lo que ha generado todo tipo de comentarios.
¿Qué vamos a hacer? Nos preguntamos, sin una repuesta efectiva ante estos hechos recurrentes.
El deporte, los estudios y el pasa tiempo favorito de la juventud de estos tiempos, son las carreras clandestinas con apuetas de grandes sumas de dinero en motocicletas. Aprender a levantar la motocicleta y recorrer largas distancias en una sola goma es una práctica que todo chaval tiene como sueño para ser un raicing de respeto.
¿Qué nivel de escolaridad han alcanzado estos muchachos?
¿Practican beisbol, futball, baloncesto y otras disciplinas para esparcir su mente?
¿Qué hace el Estado con este renglón poblacional que no mide causas y consecuencias?
¿Dónde están papá, mamá, abuelos, tios y primos que no orientan a estos niños?
Son las autoridades culpables de estos siniestros?
Papá y mamá que tengan a sus hijos sin un oficio, guielos hasta el play, la cancha, a la escuela de artes, a talleres de mecánica, a realizar cursos técnicos, diganle la importancia que tiene la preparación académica para el porvenir, no se los dejen al mundo de las drogas, a las pandillas, a las tantas amenazas que tiene la sociedad; guienlos a tiempo y fuera de tiempo.
A los responsables del tránsito aqui en Ocoa, que dicho sea de paso no convencen, porque lo que se han empeñado en colocar multas a personas que regresan de sus trabajos y que andan a cero millas, que cambien la temática de trabajo e inicien operativos con los demás cuerpos policiales para poner a raya la velocidad excesiva que se desplazan muchos jóvenes en el centro de la población.
Algo se debe hacer y debe comenzarse por la institución más antigua de todas: La Familia.
Las demás instituciones, de Deportes, Juventud, la misma escuela, las iglesias, clubes y demás, deben fomentar concursos, competencias de lectura, escritura, de algo que contribuya a un crecimiento real, porque de otra manera, las muertes continuarán y vamos a seguir lloviendo sobre lo mojado.
¡Si ombe sí!