Por Omar Ureña
El tema obligado del momento es la sentencia del sonado caso Emely Peguero, por la insatisfacción de la ciudadanía sobre la sentencia que condena a Marlín Martínez a cinco años de cárcel por ocultamiento de cadáver, decisión evacuada por el Segundo Tribunal Colegiado de San Francisco de Macorís.
Según la motivación leída ayer por el referido tribunal a la condenada Martínez no se le podía acusar de complicidad, puesto que no participó previo a la muerte de la adolescente, sino, que facilitó el ocultamiento del cadáver, después que su hijo Marlon Martínez había cometido el hecho.
Según el Código Penal nuestro, solo existe complicidad si la acción es previa al hecho, no posterior. El Código Penal Dominicano no contempla la complicidad con posterioridad al hecho.
Es decir que aquella persona que interviene o participa realizando cualquier conducta, pero posterior al momento en que el autor realizó el hecho, jamás podría considerarse como un acto complicidad.
Siendo así, uno se pregunta:
¿No sabía el Ministerio Público y el abogado de la defensa de Emely esta parte del Código Penal?
Obviamente que sí, porque ese es su oficio, lo que indica que el error se originó desde esos actores, el cual debieron buscar una estrategia diferente para conseguir otra condena a la ya evacuada.
Muchas personas están libres en las calles y otras en nuestras cárceles purgando penas a raíz de la pobre investigación que hacen los actores de justicia, la falta de pruebas, el mal manejo del caso, incompetencia y otras tantas cosas más que influyen para que el culpable sea inocente y viceversa.
Otorgar penas benévolas no es responsabilidad única de los jueces, incluyamos a abogados, Ministerio Público y demás, que son los llamados a llevar un proceso decente, donde a cada quien se le otorgue la sanción según el delito cometido.
Quiero terminar este artículo con la salvedad de mi completa ignorancia sobre temas jurídicos, sin embargo, la motivación leída ayer por el Juez Inoa, el porqué de la decisión del tribunal, me hace reflexionar y exponer mi punto de vista. Entiendo el esfuerzo del abogado José Martínez Hopelman y del Ministerio Público por lograr una condena ejemplar, que ojalá al recurrir la sentencia puedan profundizar y lograr el objetivo que espera la sociedad, que no es más que una condena justa, así, sólo así, Emely Del Carmen Peguero podrá descansar en paz.
¡Si ombe sí!